La caza de la perdiz roja es una de las modalidades cinegéticas más apasionantes que existen. Todo un arte en la que el macho reclama a la hembra midiéndose con el campo motivado por la esperanza de la reproducción. Una pieza muy apreciada por los aficionados a la caza, considerada como la reina de la caza menor. Un ave que destaca por su vuelo rápido y potente, por sus llamativos colores y por su bravura y gallardía.
La caza de perdiz con reclamo implica un profundo respeto por el medio natural en el que se lleva a cabo y sus aficionados se esfuerzan por tener un comportamiento lo más ético posible hacia los ejemplares que capturan, cumpliendo fielmente con las reglas y normas establecidas. Y cualquiera de sus modalidades, ya sea reclamo con lazos, con escopeta o embragado con escopeta, es esencia de la caza en estado puro.
Un estilo de caza que ya se practicaba en la Antigüedad y que ha llegado hasta nuestros días, conservando sus orígenes esenciales, basada en la sabiduría popular que se ha ido transmitiendo de generación en generación. Y es precisamente esto lo que la convierte en un verdadero arte. De hecho, es la forma más primitiva de cazar perdices y requiere de elevados conocimientos sobre las mismas, tanto para elegir y domesticar a la perdiz macho que se convertirá en el reclamo, como para saber interpretar sus cantos y sonidos y valorar cuál es el mejor lugar para cazarlas.
Errores a evitar en la caza de perdiz con reclamo
Iniciarse en la caza de perdiz con reclamo no es una labor sencilla. Y es que esta modalidad cinegética requiere de la formación de un binomio cazador-reclamo, donde se forjan lazos de admiración y fidelidad equivalentes a la relación que algunos cazadores crean con sus perros. Y es que los reclamos de perdiz necesitan cuidados todo el año y formar un jaulero donde haya buenos pájaros en diferentes celos, lo que conlleva mucho esfuerzo a lo largo de varios años.
Pero además, hay otros muchos aspectos que deben tenerse en cuenta a la hora de iniciarse en el mundo de la caza de perdiz con reclamo. Por este motivo, muchas veces, en las primeras ocasiones, se cometen errores que pueden terminar por arruinar la jornada. A continuación te contamos cuáles son para que puedas evitarlos.
- Colocar el puesto sin valorar la abundancia de alimento
Se trata de un error de novato. Hay que tener en cuenta que la cantidad de alimento del entorno influye considerablemente en la ubicación de las perdices. Esto nos ayudará a determinar con más facilidad la localización del puesto.
- No conocer bien nuestra arma
Si no sabemos manejar muy el arma que llevamos con nosotros para la jornada, nos arriesgamos a estropear el reclamo. Una regla general podría ser que si la escopeta concentra los tiros, lo ideal es alejar nuestra posición para que un buen disparo no termine dejando la pieza como un colador. En cambio, si el calibre es pequeño o se abre mucho, es mejor acercarnos para que no se vaya de plomeada.
- No pensar en la orientación del pulpitillo en función de la posición del sol
Otro gran error tiene que ver con la hora a la que creamos el puesto y lo utilizamos. Puede ocurrir que no seamos conscientes de la orientación del mismo con respecto al sol en horas posteriores y que terminemos sufriendo las consecuencias. Por ejemplo, si el sol incide en la “boquilla”, nuestra escopeta emitirá destellos que delatarán nuestra posición incluso a cientos de metros a la redonda. Pero también hay que tenerlo en cuenta para el propio pájaro de reclamo, que en días calurosos, debe permanecer a la sombra.
- Ir a un ritmo distinto al del reclamo
La caza de perdiz con reclamo es cosa de dos, del reclamo que canta, lucha y atrae a sus congéneres y del cazador que se ocupar de apresar a la pieza. Sin embargo, no consiste tanto en abatir a la perdiz como en disfrutar del trabajo de la perdiz en la jaula, del recibimiento y de darles tiempo para que inicien un combate singular. Pero si lo único en lo que estás pensando es en tirar, sin tener en cuenta los tiempos ni las fases del reclamo, éste no entenderá la muerte de su contrincante como suya, sino provocada por un factor externo, lo que puede implicar el final de su “carrera” cinegética.
- Sacar los reclamos de perdices cuando el celo ya ha terminado
Normalmente, los reclamos más experimentados no tienen que sacarse de las jaulas con demasiada anticipación, pues corremos el riesgo de hacer que “se pasen de celo” y que cuando llegue el momento de la caza, se muestren demasiado fuertes, lo que puede provocar que las perdices no lleguen a entrar. En cambio, los pollos que están viviendo su primer celo no necesitan pasar más tiempo en las jaulas. Deben encelarse e ir acostumbrándose antes al nuevo emplazamiento.