La caza en todas sus modalidades es una actividad practicada por un millón de personas aproximadamente. Pero además, el 80% del territorio español forma parte de espacios cinegéticos. Una actividad que, desde tiempos inmemoriales, ha estado estrechamente ligada al ser humano. En sus inicios como forma de subsistencia y, posteriormente, en el Neolítico, para proteger las cosechas y rebaños.
No obstante, no es hasta la Edad Media cuando la caza se convierte en un privilegio por ser una actividad solamente desarrollada por personalidades de la aristocracia y la realeza. De esta forma se mantendría hasta el siglo XIX. Ya, a mediados del siglo XX, aunque la caza mayor continúa siendo una actividad elitista, la caza menor se vuelve algo abundante, sobre todo como forma de buscar alimento. Y, en las décadas de los 60 y 70, la caza mayor empieza a prosperar debido al abandono de las sierras y al aumento de la demanda cinegética.
La cuestión es que, tradicionalmente, la caza ha sido vista como una actividad perjudicial tanto para los animales como para el medio en el que se lleva a cabo, sobre todo por parte de los colectivos ecologistas y animalistas, que pretenden conseguir que la sociedad no cazadora la rechace y estigmatice a los cazadores, considerándolos herederos de una tradición casposa que arrasan con la naturaleza sin miramientos y por pura diversión.
Pero la realidad es que la caza presenta numerosas ventajas, contrastadas con hechos empíricos y argumentos científicos que apoyan una actividad que, además de ser natural, se encuentra intrínsecamente única a la historia de la humanidad.
-
Tabla de Contenidos
La caza ayuda a la conservación del medio ambiente
Expertos de las Universidades de Cambridge, Adelaida y Helsinki han concluido, a través de diversos estudios, que «La caza de trofeos puede ser una importante herramienta de conservación». Algo que h sido reconocido también de manera reciente por el Parlamento Europeo y por la Convención CITES, el mayor congreso sobre naturaleza del mundo.
En esta misma línea, la propia organización WWF ha reconocido ya varias veces la importancia de la caza como herramienta de protección de la naturaleza. La misma conclusión a la que ha llegado un estudio elaborado por el IREC, que pone de manifiesto que se trata de una potente arma de conservación para las aves.
-
Ayuda a salvar especies de la extinción
Aunque resulte paradójico, la mayor comunidad de lince ibérico en España se encuentra en un coto de caza. Los mensajes sobre que la caza provoca la extinción de algunos animales son falsos. De hecho, la caza está manteniendo muchas especies en el planeta. Y es que los cazadores españoles suelen volcarse mucho en la recuperación de especies amenazadas.
-
Genera riqueza y evita el exilio del mundo rural
Actualmente, la caza genera unos 6.475 millones de euros al año en España, dando empleo nada menos que a 187.000 personas, una cifra superior, por ejemplo, a la del sector del automovilismo. Esto pone de manifiesto que los cazadores son el colectivo que más dinero dedica a la conservación del medio natural en nuestro país. Para ser exactos, 287 millones de euros cada año se destinan a la biodiversidad, lo que supone una importante fuente de ingresos y ayuda a frenar el exilio de población de la España vaciada hacia las ciudades.
-
Previene daños y reduce accidentes
Las poblaciones de corzo, jabalí y ciervo han aumentado considerablemente en las últimas décadas, lo que ha hecho que la cantidad de cazadores con rifle haya aumentado un 225% desde el año 2000. Este incremento en las capturas ayuda a reducir daños en la agricultura y a evitar infinidad de accidentes de tráfico con fauna, que en el caso de las especies de caza ya representan de por sí un 60% de los siniestros.
-
Una forma ética de conseguir alimento saludable
La carne de caza es sana, libre y justa. La más ética y sostenible que puedes consumir. Y no lo decimos nosotros, sino la revista Greenpeace. Incluso más allá del componente ético, la ciencia avala los beneficios de la carne de caza para nuestra salud. Basta con echar la vista atrás para darnos cuenta de que nos ha ayudado a convertirnos en el hombre que somos actualmente.